El
Vioxx es un anti-inflamatorio para tratar osteoartritis, condiciones de dolor y
dismenorrea, este medicamente era comercializado por Merck&Co y Bextra y Celebrex
(de Pfizer) y fue aprobado por la Administración de Alimentos y Fármacos el 20
de mayo de 1999, a pesar que en los ensayos clínicos previos a su
comercialización no presentaron ningún beneficio en 1998 y 1999 recibieron el
visto bueno de las agencias reguladores porque se esperaba que tuvieran menores
efectos secundarios que los anti-inflamatorios ya existentes en el mercado
En
septiembre del 2004, Vioxx se retiró del mercado después de que se demostró que
sus efectos secundarios no sólo no eran menores sino que incluso eran mortales,
ya que podrían generar ataques al corazón y embolias. La agencia reguladora de
los medicamentos en EE.UU. consideró que Vioxx podía haber sido responsable de
27,785 muertes por ataque al corazón entre 1999 y 2003.
En abril
del 2005, Bextra y Celebrex se retiraron del mercado tras unos cuantos meses de
estira y afloja con las autoridades sanitarias que pusieron de manifiesto la
gran influencia política de estas compañías.
Este
caso generó gran controversia, debido a que se realizaron numerosos estudios
que confirmaron los efectos adversos que ocasionó este medicamento, sin
embargo, todavía sigue la duda acerca de cómo estas empresas introdujeron y
comercializaron el Vioxx sin que ninguna entidad se percate de dichos efectos
durante años. Los estudios realizados demostraron que luego de consumir el
medicamento se evidenciaba una incidencia de infartos de miocardio y embolias,
por lo que, esto nos lleva a preguntarnos cómo fue que estas empresas
consiguieron la aprobación y qué documentos respaldaban su investigación.
Ante
las interrogantes, se encontró rumores sobre que las empresas habrían
contratado escritores profesionales para desarrollar documentos relacionados
con investigaciones se publicaban bajo el nombre de médicos de renombre. Los
críticos, en base a los resultados, dudan de la validez de la investigacion y
cuestionan la participación real de los científicos que son mencionados como
autores de estos documentos.
Asimismo,
los doctores Psaty y Kronmal, en una editorial publicada en el Journal of the
American Medical Association (JAMA), cuestionan si Merck pudo manipular
deliberadamente docenas de documentos académicos publicados en la literatura
médica, con el objetivo de promover Vioxx de manera fraudulenta, sin preocuparse
por las posibles consecuencias de dichas acciones.
De
igual manera, en un artículo publicado en MedHeadlines (16 abril del 2008)
afirman que algunos autores enlistados en el estudio de Merck pueden ser
cuestionados como es el caso de un neurocirujano y del Dr. Leon J, Thal que
habían muerto hace un año en un accidente aéreo. Por lo que se conjeturaba que
las empresas presentaron estudios fantasmas para que se apruebe el medicamento.
Por
otro lado, se plantean dos casos de indemnización, ya que la primera supera los
30 millones de Euros, y la segunda es de 50 mil Euros, las cuales se basan en
diferentes políticas que varían de acuerdo al país. El primer caso, se trata de
un hombre procedente de EEUU que sufrió un ataque de corazón provocado por el
consumo de Vioxx durante meses, mientras que, en el segundo caso, se menciona a
una mujer española, quién sufrió un infarto cerebral tras seguir con el
tratamiento con Vioxx.
Los
casos mencionados dan cuenta de una clara diferencia en el sistema judicial de
los países mencionados, ya que las indemnizaciones variaban porque las
multinacionales farmacéuticas todavía percibían ganancias en España, motivo por
el cual esta mujer no podía obtener una justicia internacional. A pesar de que Merck
ocultó deliberadamente que su fármaco le incrementaba el riesgo de eventos
cardiovasculares el acuerdo se demoró 3 años en salir a favor de demandante. Cabe
mencionar que Merck no reconoció su culpabilidad al ofrecer el acuerdo a los
demandantes, pero el hecho de acceder a pagar tal indemnización confirma que
los cargos presentados en contra de esta empresa tenían sustento.
Gracias
a este caso es que la FDA ha obligado a que se cuelguen los ensayos clínicos en
una página Web del gobierno donde se pueden analizar todos los datos, por eso el
proceso regulatorio de los fármacos es ahora más abierto que antes, para evitar
favoritismos o arreglos por debajo de la mesa.
Asimismo,
este caso permitió a los médicos, la sociedad y el gobierno a que se diera
cuenta que varios laboratorios se preocupan más por elaborar fármacos que les
generen rentabilidad, que mostrar interés en mejorar el estilo de vida o curar
enfermedades, por lo que en algunos casos tiene mayor importancia el marketing
y el interés económico que la ciencia y el buen ejercicio de la misma.
Por: Karen
En mi opinión, la venta de Vioxx en el mercado por Merk entra en contradicción porque si supuestamente el medicamento no tenía ningún defecto y comprobado con médicos de renombre, la empresa no tuvo porque acceder a pagar las indemnizaciones por las que fue culpable. Definitivamente, Merck era consciente del daño que causaba, y así seguía vendiendo el producto. Solo le importó vender más que la salud de los consumidores.
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